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MAICAO, "LA CAPITAL DE LOS TURCOS"


Tradicionalmente esta población ha sido reconocida por su comercio, por ser fronteriza y por tener una de las comunidades árabes más grande del país. Maicao fue un fuerte polo comercial en los años 80 y también uno de los escenarios donde el contrabando fue evidente y reconocido.

Hoy esta ciudad, ubicada a 45 minutos de Riohacha, se sigue sosteniendo con un comercio basado en lencería, juguetería, perfumes y ropa. “Maicao no es lo que era, ahora se consiguen chucherías, aunque se pueden conseguir a veces cosas buenas. Antes la cosa era distinta, era lo último en tecnología, ya esas cosas no se ven”, explica Donato Pugliéser, un guajiro residente en Riohacha.

La ciudad de Maicao es el principal centro de presencia árabe en Colombia con unos 6.000 habitantes. Los árabes, llamados erróneamente ‘turcos’, porque entraron hacia fines del siglo XIX con documentos del Imperio Otomano (hoy Turquía) que entonces regía el Medio Oriente, son procedentes de Siria, Líbano, Palestina y Jordania y se integraron a la sociedad colombiana trayendo y conservando su huella cultural como lo son sus expresiones, alimentos, arquitectura y religión.

En Maicao se pueden ver colombianos vistiendo los atuendos propios del Medio Oriente y hablando en su idioma, oran seis veces al día como lo indica el Corán, su libro sagrado, y sus mujeres están con mantas que ocultan su cabello. Está además la Mezquita más grande de Latinoamérica, aunque los musulmanes colombianos son una minoría en comparación con otros países del continente.

Es curioso ver como los guajiros, en su mayoría, son empleados de todos los comerciantes árabes, aún así la convivencia es tranquila... “no nos metemos con ellos y ellos no se meten con nosotros… son muy bravos”, dice un comerciante paisa que también vende toallas, sábanas y tendidos.

Es curioso ver como los guajiros, en su mayoría, son empleados de todos los comerciantes árabes, aún así la convivencia es tranquila... “no nos metemos con ellos y ellos no se meten con nosotros… son muy bravos”, dice un comerciante paisa que también vende toallas, sábanas y tendidos.

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